Entrenamiento emocional

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Si te gusta entrenar tu cuerpo, ¿por qué no haces lo mismo con tu mente? Te propongo algunos motivos para empezar ya con este entrenamiento.

Nuestras emociones se suceden cada día. Nos sentimos tristes, enfadados, alegres, irritados, agobiados,….con frecuencia y a veces, todas estas emociones las sentimos en el mismo día. Y  es normal, cada día nos ocurren 3 cosas buenas, 3 neutras y 3 no tan buenas. dinosaurio-cazador-culturas-prehistoria-pintado-por-yulis-9788860Con frecuencia, no fijamos más en las no tan buenas que en las otras 6… Y esto es así, por nuestra propia naturaleza humana. Estamos programados para  poder sobrevivir a los posibles peligros que nos puedan acechar, de forma que nuestra atención se centra en la información negativa desde el principio de la humanidad. De lo contrario, nuestra especie se habría extinguido hace mucho porque en la antigüedad  los  animales sueltos campaban libremente por nuestro entorno, en busca de comida, también para facilitarse su supervivencia.

En la actualidad, las amenazas no suelen ser tan palpables. Pero, nuestro instinto y nuestro aprendizaje nos llevan a anticipar peligros, a pensar mal, porque  hacemos uso de refranes como “piensa mal y acertarás”; a descontrol de ira, porque no canalizamos de  forma correcta nuestras emociones.

Pero, ¿qué es eso de las emociones? Cuando hablamos de emociones nos referimos a la forma de reaccionar ante determinados estímulos, es decir, nos facilitan la respuesta ante lo que nos sucede. En algunos momentos, también nos perjudican, cuando reaccionamos de forma desproporcionada con respecto a la situación o reaccionamos en un momento inadecuado.

Las emociones no sólo nos hacen sentir, sino que nos empujan a actuar. Provocan cambios en nuestra fisiología, como cambios en la  respiración, aceleración del corazón, dificultades digestivas, dolores de cabeza, contracturas musculares…. incluso aumento del emocionesapetito. Todo esto, sucede para algunas personas de forma automática. Ya os digo, aunque suceden cada día, en cada paso de nuestra vida, no nos enseñan sobre emociones y sobre su regulación. Y a veces, nos dejamos llevar por emociones que no son adaptativas, o saludables para la situación concreta que estamos viviendo. En casos extremos, el descontrol emocional nos puede llevar a estados patológicos como un trastorno de crisis de ansiedad o un trastorno depresivo.

Aprendiendo a reconocerlas y regularlas no sólo mejora nuestro bienestar personal, sino también la relación con las personas de nuestro entorno. Con la práctica podemos llegar a detectar las emociones en otros y a empatizar mejor con ellos, poniéndonos en su lugar y evitando malentendidos que dificulten la relación interpersonal. En definitiva, conociendo nuestras emociones mejoraremos nuestra calidad de vida, y nuestra sensación de felicidad.