Anorexia

Un día empiezas a pensar que te sobran unos kilos. Piensas que si consiguieras adelgazar, te sentirás mejor, probablemente se acercaba el verano o la boda de algún conocido. Decidiste controlar la comida hasta conseguir tus objetivos. Cuando  lograste tu meta, perder 2 ó 3 kilos, aún no te veías bien. Tus piernas parecen demasiado anchas, casi igual que antes de perder peso o incluso más. Crees que es necesario restringir un poco más la comida. Piensas, que si además haces ejercicio, el resultado esperado llegará antes. De pronto, comienzan a ser importantes para ti las etiquetas de los productos, que te indican las calorías que ingieres. Algunos alimentos, que antes te gustaban, pasan a ser alimentos prohibidos. Al principio sentías hambre, pero poco a poco te acostumbras a esta sensación, llega a desaparecer y hasta te gusta, porque significa que “estás haciendo las cosas bien”. Los demás insisten en que comas, se ponen pesados, te irritas con ellos, porque intentan boicotear tus objetivos. Tu familia y tus mejores amigos, han cambiado, no te entienden y te alejas. También de tus actividades favoritas: no te apetece salir, no sabes qué ponerte y  nada te queda bien. La playa tampoco, cualquier cosa menos ponerte en bañador. Tu ánimo se resiente, porque tampoco obtienes resultados en estudios o trabajo. No te valoras como persona y te vas alejando de tu propia vida.

 

Si te sientes identificado con esta historia o en parte, es probable que padezcas un trastorno de alimentación, que no debes ignorar. Tiene solución, lo importante se decidirte a dar el primer paso de buscar ayuda de un terapeuta profesional. Necesitas que alguien te guíe,  para ver las cosas de manera más objetiva, y que te ayude a dar los primeros pasos cuando has entrado en conflicto contigo mismo.